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H. P. Lovecraft




Cuentos


Los amados muertos
La llamada de Cthulhu
La ciudad sin nombre

Howard Phillips Lovecraft (Providence, Estados Unidos, 20 de agosto de 1890, 15 de marzo de 1937) fue un escritor estadounidense, autor de novelas y relatos de terror y ciencia ficción. Se le considera un gran innovador del cuento de terror, al que aportó una mitología propia (los mitos de Cthulhu), desarrollada en colaboración con otros autores y aún vigente. Su obra constituye un clásico del horror cósmico, una corriente que se aparta de la temática tradicional del terror sobrenatural (satanismo, fantasmas), incorporando elementos de ciencia ficción (razas alienígenas, viajes en el tiempo, existencia de otras dimensiones). Lovecraft cultivó asimismo la poesía, el ensayo y la literatura epistolar.

El erudito lovecraftiano Rafael Llopis escribió sobre el autor: Educado en un santo temor al género humano (exceptuando de éste a las buenas familias de origen anglosajón), creía que nadie es capaz de comprender ni de amar a nadie y se sentía un extranjero en su patria. Para él el pensamiento humano [...] es quizá el espectáculo más divertido y más desalentador del globo terráqueo.

En su estudio Danza macabra (1981), el escritor de horror Stephen King afirma que Lovecraft es el príncipe oscuro y barroco de la historia del horror del siglo XX. Además, por contraposición al mal interno o psicológico, el concepto de mal externo tiene más alcance, es más impresionante. Lovecraft así lo entendió, y es lo que hace a sus historias de extraordinaria, ciclópea maldad, tan efectivas cuando son buenas. [sus mejores cuentos] nos hacen sentir el peso del universo suspendido sobre nuestras cabezas, sugieren fuerzas sombrías capaces de destruirnos a todos solo con gruñir en sueños.
Para su biógrafo S. T. Joshi, Lovecraft no era un extraño en este siglo, como afirma de sí mismo el protagonista de su cuento El extraño. Si se estudian detenidamente sus historias se observará en ellas algo más que los sueños escapistas de un anticuario caduco: enseguida encontramos datos como el descubrimiento de Plutón, citado en El que susurra en la oscuridad (1930), o la entonces todavía controvertida teoría de la deriva continental, en la novela En las montañas de la locura (1931). Y ahondando más, en la ficción más tardía, nos topamos repetida y significativamente con Albert Einstein, Max Planck y Werner Heisenberg, y también las metáforas sobre el futuro desarrollo estético, político y económico de la humanidad, que se transparentan en las civilizaciones alienígenas que aparecen en La tumba (1917), En las montañas de la locura (1931) y En la noche de los tiempos (1935).

Según la destacada escritora estadounidense Joyce Carol Oates, la mística identificación de Lovecraft con sus escenarios del Massachusetts rural y las antiguas colonias de Salem, Marblehead y Providence, sugiere un Trascendentalismo paródico en el que el espíritu reside en todas partes excepto, posiblemente, en los seres humanos. Lovecraft, en suma, como ocurre con Edgar Allan Poe desde el siglo XIX, ha ejercido una influencia incalculable sobre sucesivas generaciones de escritores de ficción terrorífica.

Por su parte, el novelista francés Michel Houellebecq declaró: Yo descubrí a HPL a los dieciséis años gracias a un amigo. Como impacto, fue de los fuertes. No sabía que la literatura podía hacer eso. Y, además, todavía no estoy seguro de que pueda. Hay algo en Lovecraft que no es del todo literario